La empatía como el aceptar la diferencia, reconocer, valorar y respetar al otro, son habilidades que debemos desarrollar con todas las personas que nos rodean, sin importar el contexto, situación o momento de vida en que nos encontremos.

Sara González

Profesora de Mediación Pedagógica

El poder de la empatía

Durante años hemos escuchado lo importante que es “ponernos en los zapatos del otro”, y cómo esto nos ayuda a tener mejores relaciones interpersonales, pero la empatía va mucho más allá de eso. Ésta nos permite ser más resilientes y tolerantes, a manejar y resolver conflictos, y a generar conexiones y relaciones reales, sanas, positivas y auténticas. 

La empatía es una habilidad que nos permite comprender los sentimientos, emociones y situaciones de los demás; sin embargo, cuando realmente logramos tener empatía, entendemos todos los aspectos del otro, llegando a reconocer quién es, qué piensa y siente diferente a mí y, por lo tanto, valido sin juzgar y no trato de cambiar su perspectiva. Es así que llegamos a considerar que la empatía no es solamente una habilidad emocional, sino un pilar esencial para criar y educar personas comprensivas y sensibles a su entorno, el cual está cada vez más interconectado. 

Como hemos dicho anteriormente, la empatía nos permite tener buenas interacciones y relaciones interpersonales y, siendo seres sociales, es importante que esto suceda para tener un buen crecimiento, salud (física y emocional) y desarrollo psico-socioemocional. Pero, ¿es posible trabajar y desarrollar esta habilidad?

Hay herramientas y estrategias para construir y trabajar la empatía, incluso y más importante desde la infancia. Acá vamos a compartir 6 elementos y/o estrategias básicas para desarrollar la empatía:

  • Apertura y curiosidad: reconocer, validar, interesarme y preocuparme por el otro. Igualmente, abrirme y compartir experiencias, emociones y pensamientos, entendiendo que todos somos distintos.
  • Comunicación asertiva: implica tener apertura, prestar atención e interés para que las personas implicadas se sientan comprendidas y escuchadas. Para esto es importante: llegar a acuerdos, honestidad, respeto, generar conversaciones donde todos participen y disposición. 
  • Conciencia del lenguaje verbal y no verbal: no todos nos comunicamos de la misma manera y por esto es importante conocer la forma en que me comunico y reconocer qué tanto mis palabras, como mi cuerpo y acciones, expresan y comunican externamente mi mundo interior. 
  • Valores compartidos: sin importar el tipo de relación que tenemos con el otro, es esencial compartir valores, ideas o creencias, pues estas permiten generar conexión, comprensión y entender diferencias. 
  • Confianza: aunque la confianza es una característica que se va construyendo y fortaleciendo con el tiempo y con experiencias, es importante creer que los demás tienen buenas intenciones, al igual que debo demostrar seguridad y bondad. Todo esto se da con: buenas acciones, apoyo, constancia, pidiendo perdón cuando debo y manteniendo mis promesas y compromisos. 
  • No juzgar: cuando juzgamos generamos juicios de valor y opiniones acerca de una persona, de manera definitiva. Por esto es importante que en nuestras relaciones busquemos la manera de apoyar de manera positiva, comprender y estar para el otro, sin necesidad de juzgarlo. Para esto debo: preocuparme por los demás, trabajar en mí, vivir en el presente y tratar al otro como me gustaría que me trataran a mí.
  • Límites: sin importar el tipo de relación que tenemos, es necesario delimitar nuestras expectativas, lo que necesitamos, queremos y permitimos del y con el otro. Esto se hace de manera directa y con una comunicación asertiva para dar a conocer los límites tanto míos como de los demás. 

Todas estas son herramientas que deben trabajarse con los niños y niñas durante su desarrollo y crecimiento. Para esto es importante mencionarlas y explicarlas abierta y explícitamente, pero la forma en que nos comportamos y damos ejemplo, es esencial. No solo como padres o profesores, es necesario que como adultos sigamos practicando y fortaleciendo estas estrategias y por ende modelando el comportamiento y las habilidades que nos permiten tener buen relacionamiento. 

Finalmente, hay que dejar claro que tanto la empatía como el aceptar la diferencia, reconocer, valorar y respetar al otro, son habilidades que debemos desarrollar con todas las personas que nos rodean, sin importar el contexto, situación o momento de vida en que nos encontremos. Las relaciones son un eje central de nuestra vida y nuestro bienestar que, si trabajamos y desarrollamos desde edades tempranas, nos van a permitirnos tener un mejor desarrollo socioemocional a lo largo de nuestra vida.

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