Mi hijo quiere jugar videojuegos, ¿y ahora qué?

Mi hijo quiere jugar videojuegos, ¿y ahora qué?

Mi hijo quiere jugar videojuegos, ¿y ahora qué?

    Por: Stephany Arenas, psicóloga de 1°, 2° y 3° y Juan Felipe Cortés, Coordinador de Mediación Pedagógica – DAE

    “A mí sólo me dejan jugar en el iPad el fin de semana” – Niño de 9 años.
    “Yo juego Minecraft y Roblox cuando llego del colegio” – Niña de 11 años.
    “Yo juego una hora después de hacer la tarea” – Niño de 8 años.
    “Mis papás no saben que Roblox tiene un chat para hablar con otros” – Niño de 10 años.
    “Yo juego Fornite con mi papá, aunque no es un juego para mi edad”- Niño de 11 años.
    “Mi límite de juego es cuando se acaba la batería de la tablet” – Niña de 9 años.
    “Yo los dejo jugar un ratico en las tardes y ya revisé la edad permitida”-  Mamá
    No tenía ni idea de que ese juego tenía compras ocultas, yo no sé de eso”.- Papá
    “Yo me he sentado a jugar con mi hijo para ver de qué se trata ese juego” – Papá
    “Tuve que investigar cómo desactivar el chat y poner el control parental en Roblox”- Mamá

    * Estas afirmaciones están basadas en situaciones e inquietudes reales que tanto niños como padres han expresado. 

    Hoy en día el uso de la tecnología acompaña casi todos los hogares y su manejo se vuelve más complejo conforme los niños crecen. Un estudio de Tigo con la Universidad de los Andes, que incluyó a más de 7.300 niños, padres y profesores, mostró que el 35% de los menores pasa tiempo en internet jugando videojuegos, mientras que el 72% de los padres siente que sabe menos sobre internet que sus hijos. Además, 6 de cada 10 niños y adolescentes han conversado con desconocidos en redes sociales o juegos online.

    Aunque estos datos muestran riesgos, no todos los videojuegos son perjudiciales. Algunos, especialmente los educativos o los de estrategia, ayudan a desarrollar pensamiento lógico, coordinación y habilidades para resolver problemas. Incluso muchos juegos de ocio pueden tener beneficios cuando se usan con moderación y bajo el acompañamiento de un adulto, ya que promueven la creatividad, el trabajo en equipo y la toma de decisiones. El verdadero desafío está en diferenciar cuáles aportan valor y cuáles pueden generar riesgos físicos, emocionales o de seguridad si no hay una supervisión adecuada.

    En términos de salud, la exposición prolongada puede afectar el sueño, generar fatiga visual o promover sedentarismo, así como provocar dependencia y afectar las relaciones sociales si no hay supervisión. Respecto a seguridad, es clave revisar la clasificación por edad, el contenido, la interacción con desconocidos, los chats, las compras dentro del juego y los permisos que solicita la plataforma o el dispositivo. Aunque es más fácil controlar estos aspectos en consolas, también se deben supervisar los juegos en internet, ya que no hay plataformas 100% libres de riesgos.

    Para acompañar adecuadamente a los hijos, se recomienda establecer reglas claras sobre cuánto y cuándo jugar, revisar los juegos antes de permitirlos y alternarlos con actividades sin pantallas, como deportes, lectura, juegos al aire libre y manualidades. Es importante ver los videojuegos como una oportunidad de vínculo familiar: jugar con ellos, interesarse por sus gustos y modelar comportamientos. 

    El uso de videojuegos debe ser responsable e informado. Si se observan cambios negativos en el comportamiento de los niños, es recomendable suspender temporalmente esta actividad hasta que se respeten los acuerdos familiares. Para ayudar a los padres, se puede utilizar una lista de chequeo práctica que revise edad, contenido, interacción online, control parental, tiempo de uso, privacidad, costos, seguridad de la plataforma, compatibilidad y acompañamiento.

    A continuación encontrarán un listado con los puntos más relevantes en cuanto al manejo de videojuegos con sus hijos: 

      Elemento

      Qué verificar / preguntarse

      Edad recomendada / contenido

      ¿El juego tiene clasificación para la edad del niño?, ¿el contenido (gráficos, lenguaje, temas) es apropiado para su nivel socioemocional?, ¿el contenido genera algún tipo de aprendizaje?

      Modo de juego / interacción online

      ¿Se puede jugar solo o hay interacción con otros jugadores desconocidos?, ¿tiene chat de voz/texto?, ¿existe opción de desactivarlo?

      Control parental

      ¿El juego o la plataforma permite controles parentales para limitar tiempo, bloquear contenido, desactivar compras y/o comunicación?

      Tiempo de uso

      ¿Cuánto tiempo al día o a la semana estará permitido?, ¿se hace una pausa o se limitan sesiones?, ¿se evita jugar justo antes de dormir?, ¿se priorizan actividades sin pantallas?

      Privacidad y datos personales

      ¿Se solicita información personal innecesaria?, ¿quién tiene acceso a los datos de uso?, ¿qué permisos pide el juego (micrófono, cámara)?

      Costos ocultos

      ¿Hay compras dentro del juego?, ¿gemas, skins, mejoras?, ¿está claro lo que cuestan y si se pueden deshabilitar o controlar?

      Seguridad / reputación del desarrollador

      ¿Proviene de plataformas oficiales?, ¿se ha revisado que no tenga reportes de seguridad, malware, fraudes?

      Compatibilidad / dispositivo

      Que funcione bien, sin afectar al dispositivo (batería, calentamiento, interrupciones) y que se use en un dispositivo confiable.

      Acompañamiento parental

      Que los padres conozcan el juego, lo supervisen, jueguen junto con el niño cuando sea posible, revisen lo que hacen y fomenten el diálogo.

      Como explica Liliana de la Hoz, coordinadora de Tecnología Académica, los datos son claros: la inmersión digital de los niños, niñas y adolescentes avanza más rápido que nuestra propia alfabetización digital. Ese 72% de padres que se siente en desventaja frente al conocimiento de sus hijos en internet no es solo una estadística; es el espacio exacto donde se alojan los riesgos como las compras ocultas o la interacción con desconocidos. Sin embargo, este artículo nos confirma que la solución no requiere que los padres se conviertan en gamers expertos, sino que ejerzan su rol de guías expertos.

      La respuesta al “¿Y ahora qué?” no es la prohibición, ni tampoco la indiferencia. La respuesta es la supervisión activa y el interés genuino. El objetivo no es dominar cada juego, sino dominar la conversación, establecer los límites y entender que, aunque el escenario sea virtual, el impacto en su desarrollo y seguridad es completamente real.

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      ¿Quieres que tu hijo sea feliz? Busca la calma y sé coherente

      ¿Quieres que tu hijo sea feliz? Busca la calma y sé coherente

      ¿Quieres que tu hijo sea feliz? Busca la calma y sé coherente

        Por: Maira Noriega, profesora de Acompañamiento Estudiantil y María Fernanda Perdomo, psicóloga de Preescolar – DAE

        Para las mamás y los papás, que sus hijos sean felices, seguros de sí mismos, afectuosos, respetuosos y capaces de adaptarse con tranquilidad a distintos entornos es un deseo que guía muchas de sus decisiones cotidianas. Aunque buscan verlos crecer con confianza y autonomía, el día a día puede traer discusiones, pataletas, llantos y frustraciones. Estos momentos forman parte de la crianza y muestran que los niños están aprendiendo a expresar lo que sienten, a encontrar su lugar en el mundo y a poner a prueba los límites que los ayudan a sentirse seguros.

        Más que evitar las dificultades, se trata de acompañarlas con calma y amor. La disciplina no significa castigar ni exigir perfección, sino guiar y enseñar. Cuando las pautas en casa y en el colegio son coherentes, los niños comprenden mejor lo que se espera de ellos, se sienten tranquilos, disfrutan más y encuentran un entorno estable para seguir creciendo. ¡Esto sin duda, los hará niños felices!

          Estrategias prácticas que marcan la diferencia:

          • Prevención antes que reacción: “se puede romper el libro, si lo usas de esa manera”. Es importante que el niño sepa siempre qué es lo que esperamos de él frente a una situación en particular.
          • Rutinas y reglas claras: “a las 7:00 p.m. nos alistamos para dormir”. lo predecible da seguridad y fomenta la cooperación.
          • Coherencia en los límites: “no vamos a comprar ese juguete hoy”. si a veces es “no” y otras “sí”, el niño aprende a insistir más fuerte. Mantenerse firmes con cariño evita batallas futuras.
          • Refuerzo positivo: “esperaste tu turno con paciencia”. resaltar y elogiar el buen comportamiento (“Me encanta cómo esperaste tu turno”) tiene más efecto que centrar toda la atención en la conducta negativa.
          • Consecuencias lógicas y calmadas: “si los juguetes se arrojan, descansan un rato en la caja”. todo comportamiento tiene una consecuencia natural (“Si arrojas los juguetes, estos deberán volver a su puesto no puedes  usarlos por  un rato”).
          • Trabajo en equipo casa-colegio: “vamos a respirar hasta 10 y seguir las instrucciones de la directora de grupo”. conviene que el niño identifique que en los diferentes contextos en los que se desenvuelve existen reglas, límites y consecuencias.

          ¿Cómo se ve el trabajo en casa en el salón de clase?
          Cuando las familias aplican estas pautas, los efectos en el aula son visibles: los niños siguen mejor las instrucciones, se concentran más, los conflictos disminuyen y las transiciones son más fluidas. Además, se sienten más seguros para pedir ayuda y perseverar ante los retos. Cuando el colegio y la familia reman en la misma dirección, los niños florecen, la convivencia mejora y el aprendizaje se disfruta más.

          ¿Qué hacemos en el colegio?
          Trabajamos con rutinas claras que ayudan a los niños a saber qué esperar y a reducir la frustración. Cuando reciben afecto y estructura, se sienten seguros para explorar, equivocarse y volver a intentar. Los límites firmes y respetuosos les enseñan que las reglas los protegen, no los castigan. Y cuando aprenden a poner nombre a las emociones, descubren que lo que sienten puede reconocerse, respetarse y transformarse.

          Nuestro modelo, basado en el desarrollo de las habilidades socioemocionales, del carácter y de los valores, nos permite fortalecer la autorregulación desde el primer día de colegio. La autorregulación es la capacidad de gestionar emociones, atención y conducta para alcanzar una meta: esperar el turno, escuchar una instrucción o aceptar un “no”. En la etapa preescolar, esta habilidad no aparece de manera espontánea, sino que se construye progresivamente con el acompañamiento y el ejemplo de los adultos.

          La tarea de “ser padres perfectos”
          La buena noticia es que no se trata de ser padres perfectos. Los niños aprenden más de lo que observan que de lo que se les dice. Repiten actitudes, gestos y formas de reaccionar. Si los adultos gritan, ellos gritarán; si los adultos resuelven con calma, ellos aprenderán con calma. Reconocer los errores y pedir disculpas también es una poderosa lección de vida. Ser modelo no implica no equivocarse ni ser perfecto, sino mostrar cómo se enfrenta la vida con respeto, empatía y responsabilidad.

          Crianza y disciplina no significan controlar, sino enseñar a elegir y a cooperar. Lo importante no es nunca equivocarse, sino aprender junto a los hijos. Cada vez que una mamá o un papá elige la calma, la coherencia y el afecto firme, está dejando un ejemplo que acompañará a sus hijos toda la vida: la confianza en sí mismos y la capacidad de regularse para alcanzar lo que se propongan.

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            Segundo aniversario del DAE

            Segundo aniversario del DAE

            Segundo aniversario del DAE

              Por: Juanita Burgos, coordinadora del Área de Apoyo Emocional y al Aprendizaje; Natalia Pardo, directora de Preescolar y Juan Felipe Cortés, coordinador de Mediación Pedagógica – DAE

              Este año celebramos el segundo aniversario del Departamento de Acompañamiento Estudiantil (DAE), una iniciativa que refleja el compromiso del Colegio con uno de sus ejes centrales: atender, valorar y celebrar la diversidad en el aprendizaje. Desde su creación, el DAE ha construido una red de apoyo integral para que cada estudiante se sienta visto, escuchado y acompañado en su trayectoria escolar y personal. Durante el 2024-2025, consolidamos acciones significativas tanto a nivel institucional como en cada una de las áreas que lo componen: apoyo emocional, mediación pedagógica y desarrollo, trabajando de manera articulada para promover un entorno donde todos puedan aprender, convivir y crecer de acuerdo con sus necesidades, fortalezas y contextos. 

              Uno de los logros más relevantes fue la consolidación del nuevo modelo de acomodaciones académicas, diseñado en coherencia con los principios de instrucción diferenciada y alineado con el compromiso del CLN de apoyar a todos los estudiantes para que alcancen la excelencia, respondiendo de manera oportuna y efectiva a sus necesidades individuales y promoviendo entornos de aprendizaje inclusivos y accesibles. También fortalecimos el acompañamiento a las familias mediante espacios de diálogo y participamos en algunos de los Sintonicémonos del año, en las que abordamos temas clave para el desarrollo integral de nuestros nogalistas, como educación sexual, resolución de conflictos, gestión emocional, diversidad y diferenciación, construyendo así puentes entre la casa y el Colegio, y reafirmando el valor de una alianza formativa sólida.

              Durante este año escolar consolidamos un avance significativo con la creación del Área de Desarrollo, integrada por Fonoaudiología y Terapia Ocupacional, cuyo objetivo es potenciar las habilidades sensoriales, motoras, perceptivas, del lenguaje y del pensamiento, entendidas como pilares fundamentales del aprendizaje y el bienestar escolar. 

              Para seguir consolidando nuestro currículo y promoviendo el acompañamiento al desarrollo, el Taller de Estimulación ha venido evolucionando integrando enfoques activos como la gamificación, los centros de interés y el aprendizaje basado en proyectos, nuestras planeaciones incorporaron estrategias de diferenciación que responden con mayor precisión a las características y necesidades individuales de cada niño, niña y adolescente. 

              Otro avance relevante fue la actualización de las herramientas de observación individual y la mejora en los formatos digitales de presentación de resultados a las familias, lo que ha facilitado una comprensión más profunda y significativa del desarrollo de los estudiantes, permitiendo a familias y profesores identificar con mayor claridad los logros alcanzados y las oportunidades de mejora.

              Desde Mediación Pedagógica realizamos tamizajes en Preescolar y Primaria, que nos han permitido hacer un seguimiento más cercano al proceso de nuestros nogalistas y ofrecer intervenciones tempranas cuando ha sido necesario. Igualmente, llevamos espacios formativos con estudiantes, como asambleas temáticas, que nos permitieron promover la reflexión, el diálogo y el fortalecimiento de habilidades socioemocionales desde una perspectiva preventiva y formativa. Al mismo tiempo comenzamos con el espacio de intervención denominado WIN, tanto dentro de clase como en los espacios de ayudas. Este momento permitió apoyar a los estudiantes en el desarrollo de habilidades fundamentales de lectura.  

              Finalmente, desde el Área de Apoyo Emocional y al Aprendizaje se trabajó con el cuidado y acompañamiento de toda la comunidad, especialmente en momentos difíciles. Uno de los retos más significativos fue el proceso de duelo que vivimos este año, una experiencia dolorosa que se abordó con sensibilidad y contención, acompañando de manera cercana a los estudiantes, las familias y los adultos del Colegio. Por otro lado, se fortalecieron los espacios de escucha y apoyo para las familias y para los estudiantes que enfrentan dificultades emocionales y sociales que afectan su desempeño académico, realizando los acompañamientos necesarios para lograr los objetivos planteados y el bienestar de todos los niños, niñas y adolescentes. Asimismo, se trabajó en la prevención y promoción del bienestar: el equipo de psicología se capacitó para obtener la certificación en prevención de abuso sexual infantil con el Grupo OPCIONES, y se realizó, en alianza con Human Partner, una capacitación en círculos restaurativos. A partir de allí, se facilitaron procesos de mediación para resolver conflictos entre estudiantes de forma respetuosa y reparadora. A lo largo del año también se organizaron talleres participativos sobre temas clave como la crianza, la gestión de conflictos, la sexualidad y la diversidad, entre otros, buscando siempre fortalecer los lazos entre el Colegio y la familia, y acompañar a los estudiantes en su desarrollo integral. Todas estas intervenciones reafirman nuestra vocación de estar presentes en todos los aspectos de la vida escolar, brindando un acompañamiento genuino que ponga en el centro el bienestar de cada estudiante.

              Mirando hacia atrás, nos llena de orgullo ver cómo el trabajo del DAE ha contribuido a fortalecer una comunidad más empática, diversa y consciente del valor de cada estudiante. Sabemos que aún queda camino por recorrer, pero cada paso reafirma nuestro compromiso con una educación que acompaña, escucha y transforma. Agradecemos profundamente la confianza de las familias y renovamos nuestro propósito de seguir construyendo, junto a ustedes, entornos donde cada nogalista pueda crecer con autenticidad, seguridad y propósito. El próximo año esperamos seguir fortaleciendo nuestro trabajo con estudiantes, profesores y familias para apoyar el desarrollo de nuestros estudiantes en todas sus dimensiones y acompañarlos en cada momento del camino hacia la excelencia.

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                ¿Todos aprenden igual? Cómo reconocer y apoyar a los hijos según su forma de aprender

                ¿Todos aprenden igual? Cómo reconocer y apoyar a los hijos según su forma de aprender

                ¿Todos aprenden igual? Cómo reconocer y apoyar a los hijos según su forma de aprender

                  Por: Maira Noriega, profesora de Acompañamiento Estudiantil – DAE

                  Como papás, es normal preguntarse por qué a sus hijos a veces les cuesta concentrarse, por qué no disfrutan lo mismo que sus hermanos, o si están aprendiendo cómo deberían. Quieren asegurarse  de que se sientan bien y avancen adecuadamente en el colegio. Pero es importante recordar una verdad esencial: cada niño y niña aprende a su manera, y eso es completamente normal.

                  Este año en el Colegio Los Nogales se ha reflexionado mucho sobre un concepto clave: la diversidad en el aprendizaje. No todos los estudiantes aprenden igual, ni al mismo ritmo, ni de la misma forma. Para eso, el Colegio busca llegar a cada uno a través de la diferenciación.

                  La diferenciación significa conocer a los estudiantes, entender qué les interesa, qué necesitan y cómo apoyarlos para que aprendan con sentido, desde sus fortalezas. Más que una estrategia académica, es un compromiso con su bienestar y su desarrollo integral, que va más allá del aula y que también puede fortalecerse desde casa.

                  ¿Qué quiere decir “Diferenciación”?

                  En palabras sencillas, es reconocer que:

                  • Cada niño tiene gustos y motivaciones distintas.
                  • Algunos necesitan más tiempo o apoyo para aprender, y eso está bien.
                  • Hay quienes entienden mejor viendo imágenes, otros hablando, jugando o tocando.
                  • Ninguna forma de aprender es mejor que otra, solo diferente.

                  El  rol de los  adultos es ayudarles a descubrir cómo aprender mejor. En lugar de preguntarse “¿qué está haciendo mal?”, pueden preguntarse: ¿cómo puede aprender mejor? Algunas preguntas útiles para observar con empatía podrían ser:

                  • ¿Necesita moverse para pensar?
                  • ¿Le gusta dibujar o hacer esquemas?
                  • ¿Prefiere leer en silencio o hablar en voz alta?
                  • ¿Se frustra fácilmente o le cuesta empezar?
                  • ¿Le sirven ejemplos reales para entender?

                  Observarlos con curiosidad y sin juicio permite acompañarlos con más empatía y eficacia en el proceso.

                  ¿Cómo pueden  apoyar las familias desde casa?

                  Una vez reconocidas las diferencias en la forma de aprender, muchas familias se preguntan: “¿y ahora qué podemos hacer?”. No es necesario  ser expertos en educación. Algunas acciones sencillas pueden marcar una gran diferencia:

                  1. Evitar comparaciones. Cada hijo es único, incluso dentro de una misma familia.
                  2. Escuchar cómo se siente con lo que aprende. A veces, solo necesitan ser escuchados frente a aquello que les cuesta trabajo o les parece más desafiante.
                  3. Darle opciones y ofrecerle recursos. Preguntas como: “¿Te gustaría repasar esto con dibujos, con una canción o prefieres que lo hablemos?”
                  4. Celebrar el esfuerzo, no solo las notas. Valorar el proceso los motiva a seguir con más seguridad.
                  5. Crear espacios tranquilos y rutinas con pausas. Algunos niños aprenden mejor con descansos cortos.
                  6. Hablar con sus profesores. Ellos también observan mucho y pueden ayudar con ideas y estrategias útiles para acompañar en casa.

                  En Preescolar y Primaria, el juego, la exploración y la lectura juntos son claves. Preguntas sencillas como “¿qué fue lo más divertido hoy?” o “¿qué te costó más?” pueden abrir puertas importantes. En Básica y Semestralizado, los jóvenes necesitan más autonomía, pero seguir presentes es igual de importante. Preguntarles: “¿en qué necesitas ayuda?”, “¿qué estrategia te funciona mejor?”, o “¿cómo te sientes con esta materia?”. En todas las etapas, es fundamental hablar del error sin juicio. Equivocarse no es fallar, es parte del aprendizaje. Tratar el error con naturalidad en casa les da la seguridad para intentar, equivocarse y seguir aprendiendo.

                  Actividades cotidianas que ayudan más de lo que parece

                  No se necesitan materiales especiales ni tareas escolares para apoyar el aprendizaje en casa. La vida diaria está llena de oportunidades:

                  • Cocinar juntos: enseña matemáticas, lectura y seguimiento de instrucciones.
                  • Juegos de mesa: desarrollan memoria, toma de decisiones, tolerancia a la frustración y paciencia.
                  • Inventar historias o dramatizar cuentos: fomenta la creatividad y el lenguaje.
                  • Hacer listas o planear la semana: promueve la organización y la autonomía.

                  Estas pequeñas acciones permiten que los niños y jóvenes conecten lo que aprenden con su realidad, a su manera y a su ritmo.

                  ¿Y si no saben cómo ayudar?

                  Es normal sentirse inseguro o no tener todas las respuestas. En esos momentos, es importante recordar que la familia no está sola, familia y colegio son un equipo. Hablar con los profesores, el equipo del DAE o el director de grupo puede ser de gran ayuda. Compartir lo que se observa en casa, lo que funciona, lo que preocupa, lo que cuesta más, permite al colegio apoyar con estrategias concretas. 

                  Cuando las familias ayudan a sus hijos a descubrir cómo aprenden mejor, les están entregando herramientas para toda la vida. No se trata de que todos avancen igual, sino de que cada uno encuentre su ritmo, se sienta comprendido y desarrolle confianza en sí mismo. Desde el colegio y casa, se puede  construir un camino de aprendizaje más humano, más respetuoso y más alegre, donde cada niño y cada joven sepa que vale la pena aprender a su manera.

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                    Acompañar desde lo sensorial y el lenguaje, una propuesta desde Fonoaudiología y Terapia Ocupacional

                    Acompañar desde lo sensorial y el lenguaje, una propuesta desde Fonoaudiología y Terapia Ocupacional

                    Acompañar desde lo sensorial y el lenguaje, una propuesta desde Fonoaudiología y Terapia Ocupacional

                      Por: Jenny Rodríguez, terapeuta ocupacional y Mónica Sáenz, fonoaudióloga – DAE

                      Las  familias desempeñan  un rol fundamental en el desarrollo de la autorregulación emocional y conductual de sus hijos. Este proceso comienza con la corregulación, una habilidad clave que se cultiva desde la infancia y que consiste en ayudar a los niños a calmarse y manejar situaciones emocionalmente intensas o sensorialmente abrumadoras, a través de la presencia, la guía y el modelaje de un adulto significativo.

                      La neurocientífica Caroline Leaf explica que, al corregular con alguien, se activan las neuronas espejo, lo que permite que una persona en estado de desregulación emocional “refleje” la calma de quien la acompaña. Es decir, nuestro equilibrio emocional puede convertirse en un ancla para los niños.

                      Este acompañamiento resulta esencial durante los primeros siete años de vida, etapa en la que ellos aún no cuentan con los recursos internos suficientes para regular por sí solos emociones intensas, estímulos sensoriales o factores estresantes del entorno. En este sentido, padres, docentes y compañeros mayores cumplen un papel vital: actúan como puentes entre la emoción desbordada y la contención que facilita el aprendizaje de estrategias para el manejo emocional.

                      Con el tiempo, y gracias a estos apoyos repetidos y coherentes, los niños comienzan a desarrollar su propia capacidad de autorregulación, que les permite responder de manera autónoma, reflexiva y empática ante los retos de la vida cotidiana.

                      ¿Cómo pueden los adultos acompañarlos  en momentos de desregulación?

                      Algunas crisis sensoriales o emocionales pueden parecer rabietas, pero tienen causas más profundas: cansancio, hambre, dolor o sobrecarga del entorno. Para acompañarlos adecuadamente se recomienda:

                      • Observar: analizar qué ocurre en el entorno y qué comunica el niño con su conducta. 
                      • Diferenciar: Reconocer si se trata de una rabieta (búsqueda de atención) o una crisis sensorial (reacción a un malestar interno).
                      • Reconocer señales: Evitación, por ejemplo, taparse los oídos o esconderse. O búsqueda sensorial, como moverse mucho o tocar todo.
                      • Ofrecer contención: brindar un espacio tranquilo, hacer una pausa o simplemente estar presentes, puede ayudar a recuperar la calma.

                      Los adultos, también pueden acompañar desde el lenguaje que calma, guía y nombra lo que los niños sienten. El lenguaje, como herramienta fundamental de la comunicación humana, desempeña un papel crucial en la regulación del aprendizaje, el comportamiento y las necesidades. Nombrar, describir y compartir las experiencias permite comprenderlas  y manejarlas de manera efectiva. De acuerdo con esto, los adultos pueden orientar a los niños mediante:

                      • El modelaje de las reglas de discurso, como tomar esperar el turno, mantener el contacto visual y practicar la escucha activa.
                      • El apoyo en el uso de palabras para describir sus necesidades o emociones.
                      • La lectura de cuentos, ya que es  una excelente manera de enseñarles cómo identificar y regular sus emociones.
                      • El establecimiento de  metas y planes, aprovechando el lenguaje como herramienta para organizar los pasos necesarios. 
                      • La formulación de  preguntas abiertas que los invite a expresar sus ideas y emociones en detalle. Por ejemplo: “¿cómo te sientes cuando…?”, “¿qué piensas qué podríamos hacer?”.

                      En conclusión, acompañarlos mediante  estrategias sensoriales y un lenguaje empático, potencia su desarrollo de la autorregulación y fortalece el vínculo entre padres e hijos.

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                        Comunicación efectiva: Un diálogo con tu adolescente

                        Comunicación efectiva: Un diálogo con tu adolescente

                        Comunicación efectiva: Un diálogo con tu adolescente

                          Por: Juanita Burgos, coordinadora del Área de Apoyo Emocional y al Aprendizaje y psicóloga de 11° y Juliana Basto, psicóloga de 8° a 10° 

                          La adolescencia es una etapa de muchos cambios, tanto para los jóvenes como para sus padres. Para fortalecer la relación y acompañarlos en este proceso, es importante mantener una comunicación abierta y efectiva, creando espacios seguros y de confianza. Los padres de familia son el principal ejemplo para sus hijos. Aunque no siempre lo parezca, los adolescentes los observan y aprenden de ellos cómo enfrentar los distintos retos del día a día.

                          Para lograrlo, es importante reconocer el valor de la escucha activa, una herramienta que permite mostrar interés y validar los sentimientos de los hijos. Evitar interrumpir o juzgar sus opiniones facilita el diálogo y fortalece la relación. También es clave tener en cuenta la comunicación no verbal, que en muchas ocasiones transmite más que las palabras. Mantener contacto visual, cuidar las expresiones faciales, la postura y el lenguaje corporal ayuda a generar confianza y apertura, creando un ambiente de comodidad y respeto.

                          Cuando sea necesario tener una conversación difícil o que pueda generar incomodidad, es útil elegir el momento adecuado, cuando ambas partes estén dispuestas a escuchar y dialogar. No hay que evitar estos espacios por miedo o angustia; siempre será mejor comunicarse con los hijos, incluso si eso implica expresar emociones propias. Al hacerlo, se valida que ellos también puedan expresarse con tranquilidad, reconociendo que mostrarse vulnerable no es una debilidad, sino una oportunidad para fortalecer el vínculo familiar.

                          La comunicación es un proceso continuo que requiere paciencia y esfuerzo constante. El objetivo principal es construir una comunicación efectiva con los hijos, que permita encontrar soluciones en conjunto y fomente la empatía y el respeto mutuo.

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