
¿Todos aprenden igual? Cómo reconocer y apoyar a los hijos según su forma de aprender
Por: Maira Noriega, profesora de Acompañamiento Estudiantil – DAE
Como papás, es normal preguntarse por qué a sus hijos a veces les cuesta concentrarse, por qué no disfrutan lo mismo que sus hermanos, o si están aprendiendo cómo deberían. Quieren asegurarse de que se sientan bien y avancen adecuadamente en el colegio. Pero es importante recordar una verdad esencial: cada niño y niña aprende a su manera, y eso es completamente normal.
Este año en el Colegio Los Nogales se ha reflexionado mucho sobre un concepto clave: la diversidad en el aprendizaje. No todos los estudiantes aprenden igual, ni al mismo ritmo, ni de la misma forma. Para eso, el Colegio busca llegar a cada uno a través de la diferenciación.
La diferenciación significa conocer a los estudiantes, entender qué les interesa, qué necesitan y cómo apoyarlos para que aprendan con sentido, desde sus fortalezas. Más que una estrategia académica, es un compromiso con su bienestar y su desarrollo integral, que va más allá del aula y que también puede fortalecerse desde casa.
¿Qué quiere decir “Diferenciación”?
En palabras sencillas, es reconocer que:
- Cada niño tiene gustos y motivaciones distintas.
- Algunos necesitan más tiempo o apoyo para aprender, y eso está bien.
- Hay quienes entienden mejor viendo imágenes, otros hablando, jugando o tocando.
- Ninguna forma de aprender es mejor que otra, solo diferente.
El rol de los adultos es ayudarles a descubrir cómo aprender mejor. En lugar de preguntarse “¿qué está haciendo mal?”, pueden preguntarse: ¿cómo puede aprender mejor? Algunas preguntas útiles para observar con empatía podrían ser:
- ¿Necesita moverse para pensar?
- ¿Le gusta dibujar o hacer esquemas?
- ¿Prefiere leer en silencio o hablar en voz alta?
- ¿Se frustra fácilmente o le cuesta empezar?
- ¿Le sirven ejemplos reales para entender?
Observarlos con curiosidad y sin juicio permite acompañarlos con más empatía y eficacia en el proceso.
¿Cómo pueden apoyar las familias desde casa?
Una vez reconocidas las diferencias en la forma de aprender, muchas familias se preguntan: “¿y ahora qué podemos hacer?”. No es necesario ser expertos en educación. Algunas acciones sencillas pueden marcar una gran diferencia:
- Evitar comparaciones. Cada hijo es único, incluso dentro de una misma familia.
- Escuchar cómo se siente con lo que aprende. A veces, solo necesitan ser escuchados frente a aquello que les cuesta trabajo o les parece más desafiante.
- Darle opciones y ofrecerle recursos. Preguntas como: “¿Te gustaría repasar esto con dibujos, con una canción o prefieres que lo hablemos?”
- Celebrar el esfuerzo, no solo las notas. Valorar el proceso los motiva a seguir con más seguridad.
- Crear espacios tranquilos y rutinas con pausas. Algunos niños aprenden mejor con descansos cortos.
- Hablar con sus profesores. Ellos también observan mucho y pueden ayudar con ideas y estrategias útiles para acompañar en casa.
En Preescolar y Primaria, el juego, la exploración y la lectura juntos son claves. Preguntas sencillas como “¿qué fue lo más divertido hoy?” o “¿qué te costó más?” pueden abrir puertas importantes. En Básica y Semestralizado, los jóvenes necesitan más autonomía, pero seguir presentes es igual de importante. Preguntarles: “¿en qué necesitas ayuda?”, “¿qué estrategia te funciona mejor?”, o “¿cómo te sientes con esta materia?”. En todas las etapas, es fundamental hablar del error sin juicio. Equivocarse no es fallar, es parte del aprendizaje. Tratar el error con naturalidad en casa les da la seguridad para intentar, equivocarse y seguir aprendiendo.
Actividades cotidianas que ayudan más de lo que parece
No se necesitan materiales especiales ni tareas escolares para apoyar el aprendizaje en casa. La vida diaria está llena de oportunidades:
- Cocinar juntos: enseña matemáticas, lectura y seguimiento de instrucciones.
- Juegos de mesa: desarrollan memoria, toma de decisiones, tolerancia a la frustración y paciencia.
- Inventar historias o dramatizar cuentos: fomenta la creatividad y el lenguaje.
- Hacer listas o planear la semana: promueve la organización y la autonomía.
Estas pequeñas acciones permiten que los niños y jóvenes conecten lo que aprenden con su realidad, a su manera y a su ritmo.
¿Y si no saben cómo ayudar?
Es normal sentirse inseguro o no tener todas las respuestas. En esos momentos, es importante recordar que la familia no está sola, familia y colegio son un equipo. Hablar con los profesores, el equipo del DAE o el director de grupo puede ser de gran ayuda. Compartir lo que se observa en casa, lo que funciona, lo que preocupa, lo que cuesta más, permite al colegio apoyar con estrategias concretas.
Cuando las familias ayudan a sus hijos a descubrir cómo aprenden mejor, les están entregando herramientas para toda la vida. No se trata de que todos avancen igual, sino de que cada uno encuentre su ritmo, se sienta comprendido y desarrolle confianza en sí mismo. Desde el colegio y casa, se puede construir un camino de aprendizaje más humano, más respetuoso y más alegre, donde cada niño y cada joven sepa que vale la pena aprender a su manera.
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